HONDURAS
Situado en el corazón de Centro América, Honduras está rodeado el océano Atlántico y el océano Pacífico. Colinda con Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Su historia, contexto político y social, dan como resultado una población caracterizada por su calidez y resiliencia.
Con una brecha de género del 72,2%. (Índice de Brecha de Género, 2014-2021)
En Honduras, la inequidad de género se manifiesta desde los primeros años de vida, en diferentes expresiones como la exposición a la violencia de género y maternidad adolescente, resultando en mayores retos para transformar sus vidas. La pandemia del COVID-19 agravó estas desigualdades, poniendo a las niñas en mayor riesgo socioeconómico. (Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, 2020). Además de la pobreza, las mujeres y las niñas en Honduras se encuentran en una posición de desventaja para acceder a los servicios básicos, educación, salud pública, empleo remunerado y corren un mayor riesgo de sufrir violencia doméstica, abuso sexual, feminicidio e inseguridad en general.
LAS NIÑAS CORREN UN MAYOR RIESGO
EN ABANDONAR LA ESCUELA
Confinadas ante una situación agravada de inseguridad alimentaria y escasez de agua, las niñas en asentamientos urbanos se ven afectadas por la división histórica de los roles de género, basada en prejuicios y prácticas discriminatorias y desiguales. Estos estereotipos de género atribuyen a las niñas la responsabilidad de las tareas domésticas y de cuidado, provocando una mayor carga de trabajo no remunerado, que puede afectar su salud física y emocional y sobre todo su rendimiento académico. Además están expuestas a mayores riesgos de violencia de género.
LA BRECHA DE GÉNERO Y CRISIS EDUCATIVA EN HONDURAS
Honduras es uno de los países con mayores índices de pobreza en el mundo.
66%
de la población
vive en pobreza
38%
de la población vive en pobreza extrema
54%
de la población vive en zonas urbanas
La Pandemia del COVID-19:
La mayor alteración al sistema educativo en el país.
Las niñas en asentamientos urbanos corren el riesgo de abandonar la escuela debido a los desafíos exacerbados por la pandemia del COVID-19.
Pobreza y Desigualdad
Más de un 70% de las y los pobladores en asentamientos urbanos dependen del sector informal, lo cual los lleva a enfrentar una situación agravada de inseguridad alimentaria, escasez de agua y aumento de costos en electricidad. Esto reduce sus oportunidades de acceder y priorizar la educación básica.
Escuelas Cerradas
Todas las escuelas en Honduras permanecen cerradas, transfiriendo las oportunidades disponibles a plataformas gratuitas en Internet. Esto reduce las oportunidades de acceso a la educación para más del 50% de la población estudiantil.
Brecha Digital
Únicamente el 16.6% de las hondureñas y hondureños en áreas urbanas cuentan con acceso a internet en el hogar. Adicionalmente cada hogar tiene acceso a un sólo dispositivo móvil o tecnológico. Esto reduce las oportunidades de las estudiantes para acceder a las plataformas de Internet disponibles.
Estereotipos Tradicionales de Género
En Honduras, los estereotipos de género imponen la responsabilidad del trabajo doméstico y de cuidado a las niñas, lo que genera una mayor carga para ellas, afectando su salud física y emocional, así como su rendimiento académico.
MAYOR RIESGO DE VIOLENCIA DE GENERO
La pandemia del COVID-19 contribuyó a la disminución de los ingresos, aumentando la dependencia económica y generando mayores tensiones en el entorno familiar, exponiendo a las niñas a mayores riesgos de violencia doméstica y de género. Así mismo, la situación de violencia doméstica e intrafamiliar fue agravada por el confinamiento, afectando movilidad de las niñas para buscar ayuda. Según el Sistema Nacional de Emergencias 911, las denuncias de violencia contra niñas y mujeres en Honduras aumentaron significativamente, con más de 40 mil casos de agresión en el 2020. Esto significa que una niña/mujer fue agredida cada hora durante la Pandemia (UNFPA, 2021).
MAYOR RIESGO DE EMBARAZOS NO DESEADOS/ADOLESCENTES
Las niñas en asentamientos urbanos tienen acceso limitado la información para la toma de decisiones, lo que da lugar a embarazos no deseados. La proporción de adolescentes hondureñas de entre 15 y 19 años que son madres o están embarazadas por primera vez es del 24%. Esta proporción aumenta al 35% en condiciones de pobreza y extrema pobreza.
Dentro de la priorización de la pandemia del COVID-19, en el sistema de salud pública, existe una alta repercusión en la prestación de servicios esenciales para las mujeres y niñas, afectando su acceso a la salud y atención sexual y reproductiva. Se ven especialmente afectadas las mujeres y niñas de escasos recursos económicos, las que viven en zonas periurbanas y aisladas, y las que pertenecen a comunidades indígenas y afro-hondureñas o viven con algún tipo de discapacidad.